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Adicción a la perfección #BloggersChile

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Hoy tenemos un nuevo encuentro de Bloggers Chile, un grupo de blogueros de todos los ámbitos quienes nos reunimos virtualmente una vez al mes para tratar un tema en común desde la perspectiva de cada uno. En esta oportunidad trataremos el tema de las adicciones. Y esta vez les hablaré de un tema muy personal que tiene que ver con mi adicción a la perfección.

Adicción a la perfección

No. Claramente no soy perfecta. Pero intento hacer lo mejor posible. Esto podría sonar súper bien, pero el problema es que nunca llego al nivel que me parece el mejor. Entonces nunca me atrevo a hacer cosas.

Estoy en un momento en mi vida en que, creo, ya descubrí a lo que me quiero dedicar. Quiero hacer asesorías en SEO (optimización de motores de búsqueda). Para algunos puede sonar muy fome, pero eso quiero hacer. ¿Cuál es el problema? Que no confío en mis capacidades y conocimientos. Es cierto, siempre se puede aprender más, pero estoy en un nivel en que puedo ayudar a muchas personas, pero no me atrevo a lanzarme.

La adicción a la perfección me detiene, me paraliza, no me deja avanzar. Y ahí está el problema. Es un problema principalmente conmigo misma, en que al final me encuentro sin hacer nada, sin hacer lo que me gusta. Todo por miedo a que me encuentren mala, ineficiente, incorrecta, poco profesional.

El problema con la sociedad de la adicción a la perfección

Pero la adicción a la perfección también me trae problemas con la sociedad. Disculpen que lo diga así, pero… ¡está lleno de personas ineficientes! Y yo no quiero ser una más. Cuando trabajaba en una oficina me desesperaba estar rodeada de gente poco eficiente. O irresponsable. Que llegaran a cualquier hora, que perdieran tiempo, que se demoraran en hacer su pega (sobretodo cuando la mía dependía de la de esos otros). Y que más encima después se quejaran de que salían a cualquier hora del trabajo.

Me carga cuando se dice “zapatillas de clavo” a esas personas que se van justo a la hora. A ver… yo llegaba a las 9:00 (y un poco antes), hacía lo que tenía que hacer y a las 18:31 ya estaba fuera de la oficina. ¿Zapatillas de clavo? ¿Por qué? ¿Por respetar los horarios y dejar mi pega hecha? Todos tenemos una vida después del trabajo, una familia, amigos, y todo eso queremos disfrutarlo también.

El tema es que estar rodeada de gente con un nivel de eficiencia menor hace que me frustre. Y que más encima me ponga pesada, entonces se convierte en un problema para todos. Ojo, no estoy diciendo que yo sea la mejor, que mis métodos sean los únicos correctos o que todas las personas tengan que ser como yo (aunque lo encontraría ideal). Pero sí me gustaría que existiese más responsabilidad y organización para que los horarios laborales sean más cortos y podamos disfrutar más de nuestras vidas. Creo que es un camino muy difícil y largo, pero de a poco puede hacerse. Tenemos que evolucionar.

¿Y si tratamos de no ser perfectas?

Yo voy a seguir siendo como soy. Es inevitable. Siempre trataré de saber más, de conocer más, de estar mejor preparada, de hacer las cosas mejor. Pero intentaré dejar de detenerme por encontrar esa perfección.

Y eso es lo que quiero que tengan claro. Que está bien tratar de ser mejores, pero no está bien detenerse por alcanzar un nivel de perfección que no existe. Nunca vamos a alcanzar la perfección porque no tiene límite. Porque siempre se puede ser mejor y la vara cada vez se alejará más y nunca la alcanzaremos. Tenemos que ser felices con ser la mejor versión de nosotras mismas.

En un viaje reciente que hice a Cuba leí esta frase de Padura: “Nadie tiene el poder de hacer las cosas perfectas, pero a todos nos da una oportunidad de hacer las cosas correctas”. No se trata de conformarse con poco, si no de conformarnos con la mejor versión de nosotras mismas.

Yo estoy yendo al psicólogo en estos momentos donde me abrió los ojos con este tema. Ella me dijo que en realidad no sacaba nada con ser perfecta porque no lo iba a conseguir nunca y es cierto. Entonces, mientras busco esa perfección tengo que lanzarme también a hacer otras cosas y atreverme. No es necesario que también ustedes se vean con un especialista, pero sí hablen con ustedes mismas y entiendan que nada puede detenerlas, nada ni nadie tiene que paralizarlas. Y que tienen que avanzar. Y atreverse. Yo lo intentaré, espero ustedes, las que tienen una adicción a la perfección lo hagan también.

¿Tú tienes una adicción a la perfección?

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