Vida y Panoramas
Panza de embarazada: cada quien tiene la suya
Hoy vengo con una entrada más personal. Quizás sepas -y si no lo sabrás ahora- que tengo casi 7 meses de embarazo. ¡Y estoy demasiado contenta! De verdad, cuando empezamos a buscar este embarazo, no pensé que fuera a llegar TAN rápido. Y aunque estoy muerta de miedo, también estoy muy feliz y ansiosa. En muchos sentidos ha sido fácil y en varios otros no. Y el cambio en la forma del cuerpo ha sido especialmente complejo para mí. Te voy a contar por qué me sentía mal con mi panza de embarazada.
¿Cómo debería ser una panza de embarazada?
Todas las mujeres tenemos cuerpos distintos. Por lo mismo cada panza de embarazada será única y crecerá de manera distinta. A mí me salió cuando aún tenía pocos meses o cuando aún se supone que no se debería notar. Y como que me daba vergüenza. Y es sobre todo la gente la que me hace sentir un poco mal.
“Pero a ti ya no te queda nada”, “uy, debes estar a punto de tener a la guagua”, “¿segura de que no son gemelos?”. Sí, la gente cree que porque una está embarazada tiene el derecho a decir y preguntar cualquier cosa. Y no piensan en verdad cómo se siente, sobretodo con las emociones a flor de piel. Entonces empecé a ponerme el parche antes de la herida: cuando me preguntan cuántos meses tengo les digo la cantidad acompañado de “y ya estoy gigante”.
Para escribir este post me puse a buscar en Google cómo “debería” verse una panza a medida que pasan los meses. Y les juro que hay fotos donde las mujeres tienen ya nueve meses y se ven como yo. Sí, tengo una gran panza de embarazada. ¿Y qué?
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Que no te afecte lo que dicen de tu panza de embarazada
Hace unas semanas pasé a echar bencina y el bombero me dijo que ya debía estar a punto de tener la guagua. No, le dije, me quedan aún dos meses. “¡Entonces deben ser gemelos!”. “No, solo es una grande”. Prendí rápido el auto y me fui. Y la verdad es que, si bien mi hija está un poco sobre el promedio, es una guagua normal para su edad gestacional.
Entonces pensé: mi hija está bien, creciendo normal, no se ha detectado nada terrible, siento que se mueve (¡me encanta!) y yo me siento bien. ¿Qué me importa lo que digan? Estuve con otra embarazada que tenía un mes más que yo y, les juro, más o menos la mitad de mi panza. ¿Y qué? Decidí que ya no me va a importar. He subido alrededor de 8 kilos ya, pero no me siento más gorda. A ver, sí, tengo tremenda panza, pero mis brazos, cara y piernas se ven como antes. Si se ve algo gordito ya estaba así antes del embarazo.
Estar embarazada es fácil y difícil a la vez, de verdad que no necesitamos personas que nos echen abajo. A palabras necias, oídos sordos, dicen. Así que ya no me voy a complicar. Todas las mujeres somos distintas, tenemos cuerpos distintos y por lo tanto nuestro embarazos se desarrollan distinto. Nadie tiene el derecho a achacarnos. Mientras mi hija esté bien, a mí no me va a importar que tan grande esté mi panza.
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