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Dermatitis atópica: cuidado y prevención para la piel atópica
La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una afección crónica de la piel que se caracteriza por la sequedad, picazón e inflamación. Aunque es más común en niños pequeños, puede manifestarse a cualquier edad. La dermatitis atópica es duradera y suele empeorar periódicamente, causando irritación en la piel. Sin embargo, es importante destacar que no es contagiosa.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad de sensibilidad de la piel que puede compararse al asma en los pulmones, la rinitis alérgica en los senos paranasales y las alergias alimentarias en el intestino. Es un trastorno multisistémico en el que la inflamación afecta la piel, haciéndola más sensible de lo normal. Esta afección crónica suele aparecer en manchas con forma ovalada o redonda de color rojo, escamosas, supurantes y con costras que producen picazón en la piel.
La piel actúa como una barrera protectora, pero en personas con piel atópica, esta barrera es más débil debido a la falta de proteínas específicas. Esta debilidad hace que la piel sea más susceptible a la sequedad y a la penetración de bacterias, irritantes y alérgenos. Además, la respuesta inflamatoria del sistema inmunitario provoca la inflamación de la piel, lo que contribuye a los síntomas característicos de la dermatitis atópica.
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Síntomas de la piel atópica
Los síntomas de la dermatitis atópica pueden variar considerablemente de una persona a otra. Generalmente, aparecen en cualquier parte del cuerpo y pueden incluir:
- Piel seca y agrietada.
- Picazón intensa (prurito).
- Erupción en la piel hinchada que varía de color según el tono de piel.
- Pequeñas protuberancias en personas de piel morena o negra.
- Exudado y costras.
- Piel engrosada.
- Oscurecimiento de la piel alrededor de los ojos.
- Piel en carne viva y sensible por el rascado.
La piel atópica suele comenzar antes de los 5 años y puede persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. Algunas personas pueden experimentar brotes que desaparecen por un tiempo, incluso por varios años.
¿Cuándo consultar a un médico?
Es importante consultar a un proveedor de atención médica si se presentan los siguientes casos:
- Presencia de síntomas de dermatitis atópica.
- La afección genera un malestar tan intenso que afecta el sueño y las actividades cotidianas.
- Aparición de infección en la piel, como nuevas rayas, pus o costras amarillentas.
- Síntomas persistentes a pesar de intentar medidas de cuidado personal.
En casos de fiebre y apariencia de infección en la erupción, se debe buscar atención médica de inmediato.
Causas de la dermatitis atópica
La piel atópica puede tener diferentes causas. En algunos casos, está relacionada con una variación genética que afecta la capacidad de la piel para retener la humedad y brindar protección contra bacterias, irritantes, alérgenos y factores ambientales. En otras personas, puede estar relacionada con la proliferación de la bacteria Staphylococcus aureus en la piel, lo que interrumpe la función protectora de la piel.
Es importante tener en cuenta que la dermatitis atópica es uno de los diversos tipos de dermatitis, junto con la dermatitis por contacto y la dermatitis seborreica. No es contagiosa y no se debe confundir con alergias.
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Factores de riesgo y complicaciones
Algunos factores de riesgo para desarrollar dermatitis atópica incluyen antecedentes personales o familiares de eccema, alergias, fiebre del heno o asma. Las complicaciones de la piel atópica pueden incluir asma, fiebre del heno, alergias alimentarias, picazón y descamación crónicas de la piel, cambios en el color de la piel, infecciones cutáneas, dermatitis irritante de las manos, dermatitis alérgica de contacto, problemas de sueño y enfermedades de salud mental como la depresión y la ansiedad.
Prevención y cuidado de la piel
Establecer una rutina básica de cuidado de la piel puede ayudar a prevenir los brotes de la dermatitis atópica. Algunos consejos para el cuidado de la piel incluyen:
- Humectar la piel con regularidad utilizando cremas, ungüentos o lociones hipoalergénicas.
- Tomar baños o duchas diarias con agua tibia en lugar de agua caliente y reducir el tiempo de exposición al agua.
- Utilizar limpiadores suaves sin tintes, alcohol ni fragancias.
- Evitar frotar la piel con fuerza y secarse con toques suaves.
- Aplicar un humectante mientras la piel aún está húmeda.
- Identificar y evitar los productos irritantes que desencadenan los brotes.
- Evitar rascarse, ya que puede empeorar los síntomas.
Es importante recordar que los factores desencadenantes de la dermatitis atópica pueden variar según la persona. Algunos factores comunes incluyen tejidos ásperos, piel seca, infecciones cutáneas, calor, sudoración, estrés, productos de limpieza, alérgenos como el polen y el humo del tabaco, entre otros. Si los tienes identificados, evítalos.
Tratamientos y medicamentos
El tratamiento de la dermatitis atópica puede incluir el uso de medicamentos tópicos, como cremas o ungüentos corticosteroides, inmunomoduladores tópicos y cremas protectoras que contengan ceramidas. En casos de infección en la piel, pueden recetarse cremas o pastillas antibióticas. En situaciones más graves, se pueden utilizar medicamentos que inhiben el sistema inmunitario o tratamientos de fototerapia.
Es importante seguir las indicaciones de un proveedor de atención médica y no automedicarse. Además, es fundamental mantener una buena higiene de la piel y evitar los factores desencadenantes conocidos.
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Atención a la piel atópica en bebés y niños
En el caso de los bebés y niños con piel atópica es esencial tener en cuenta algunas consideraciones adicionales. La lactancia materna hasta los 4 meses de edad puede reducir las probabilidades de desarrollar dermatitis atópica. Si no es posible, se puede utilizar una leche maternizada que contenga proteína de leche de vaca procesada.
Asimismo, es fundamental evitar el uso de productos irritantes, como jabones fuertes y mantener la piel humectada con cremas adecuadas. Mantener las uñas cortas y utilizar guantes suaves durante el sueño también puede ayudar a prevenir el rascado excesivo.
Conclusiones
La dermatitis atópica es una afección crónica de la piel que puede causar sequedad, picazón e inflamación. Aunque es más común en niños pequeños, puede manifestarse a cualquier edad. El cuidado adecuado de la piel, la prevención de los factores desencadenantes y el uso de medicamentos tópicos pueden ayudar a controlar los síntomas y prevenir los brotes. Es importante consultar a un proveedor de atención médica para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. Recuerda que cada persona es única y puede requerir un enfoque de tratamiento personalizado.
¡Ya sabes qué es la piel atópica!
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